jueves, 13 de noviembre de 2008

Nueva misión, nueva ciudad, nueva vida

Ahora estamos en la Docta, y está muy hermosa, ya les hare ver algunas fotos de esta hermosa ciudad.

martes, 24 de junio de 2008

Diálogo Argentino

Diálogo Argentino

A través de las palabras

Por medio de las palabras

Encontraremos la verdad

Y la verdad nos hará libres

Para ello hacen falta cuatro cosas

Respeto al dialogante como persona

Sinceridad de corazón

Transparencia y humildad[1]

Entonces tu verdad y la mía

Ya no serán dos sino una, y nueva

Captación de la realidad

Mucho mejor que la mía y la tuya

Cuanta falta nos hace dialogar

Con respeto, sinceridad

Transparencia y humildad

Para encontrar la luz argentinos

Ojalá podamos deponer todo

Para encontrarnos dialogando

Sinceramente y sin trampas

Para levantar las cabezas

Caminar bien erguidos y enriquecidos

Queriéndonos como hermanos

Amigos y compañeros de camino

Y dejar tras nosotros un mundo mejor

Donde cada gaucho tenga

Hogar, escuela, iglesia,

Familia, futuro y amor…

Dignidad para todos[2]

Entonces la azul y blanca

Flameará hermosa

Y las generaciones sonreirán al viento

en una nueva libertad.

San Martín, Belgrano,

Berón de Astrada

Y el Sargento Cabral

Nos ayudarán de arriba.



[1] Texto de Mons. Hesayne, 6 de abril de 2008

[2] Parafraseando al Martín Fierro

lunes, 23 de junio de 2008

Fotos para compartir


Sábado 31 de Mayo en Empedrado Ctes despues de terminar el Taller de Acomp. Esp.
Junto al P.Roberto Baez, Alejandra, P.Martín Vera, Laurita y Lisia

EL DIALOGO ES FUNDAMENTAL PARA LA ARGENTINA DE HOY

ARGENTINOS Y EL DIÁLOGO

Homilía de monseñor Miguel Esteban Hesayne, obispo emérito de Viedma para el tercer domingo de Pascua (6 de abril de 2008)

En estas cuatro últimas semanas la palabra que se ha pronunciado en forma insistente es la palabra DIALOGO. Y con razón. Solamente mediante el diálogo nos humanizamos y se puede convivir en Paz. A la luz de la Fe Cristiana sabemos que estamos creados a imagen y semejanza de Dios cuya constitución más íntima es el Diálogo amoroso de Tres Personas Divinas. Entonces el diálogo humano no es un simple discurso. Tiene su fundamento en la misma condición del ser humano.

La primera condición requerida para que se logre el “diálogo” es que se realice entre personas que se respetan la una y la otra como tal. Es obvio pero, en la práctica, no siempre suficientemente se cumple este primer e indispensable requerimiento. En consecuencia no hablemos de Diálogo si los que lo intentan no aspiran a personalizarse mutuamente.

Uno y otro de los interlocutores deben aspirar a ser más y ayudarse, por medio del diálogo, para la realización de este objetivo. Quiere decir que ninguna de las partes debe ser considerada como un objeto. Y la responsabilidad de la frustración de Diálogo cae sobre quien no aspira a la mutua personalización.

Una segunda condición que se desprende de la primera enunciada, es la búsqueda de la verdad de la existencia humana propia y ajena con sinceridad de corazón. Esta actitud de búsqueda de la verdad… es una actitud de apertura-escucha para ir descubriéndola en el pensamiento expuesto por la otra parte.

La misma palabra diálogo, encierra esta actitud de búsqueda de la verdad escuchando al interlocutor. Palabra de origen griego compuesta de la expresión “dia” que en griego significa “a través” y la expresión “logo” que significa “palabra”. Cuando alguien quiere dialogar -de verdad- tiene que estar convencido que no está en posesión de la verdad total. A lo sumo lleva una parte que debe completar con su interlocutor.

Por eso, se requiere una tercera condición: la “transparencia” de persona a persona. Exige –escribe Paulo VI– “un intercambio de pensamiento, es una invitación al ejercicio de las facultades superiores del hombre”. No hay rodeos y lo que se piensa se expresa sin repliegues o subterfugios. La persona transparente muestra el fondo de su corazón como aguas límpidas dejan ver el fondo, por profundo que fuere… Una persona así, es rectilínea, no busca por medios subterráneos la conquista de un objetivo también subterráneo. Con la persona recta es posible el diálogo. Con la persona doble el diálogo queda roto. Por eso, Jesús en su Evangelio nos pide en el trato de unos con otros el: Sí-Sí, el No-No y es tan severo con los hipócritas hasta el punto de llamarlos sepulcros blanqueados que muestran limpidez por fuera y podredumbre por dentro.

Y una cuarta condición se impone: la humildad. La persona orgullosa es la más cerrada al diálogo. El autosuficiente es radicalmente incapaz de dialogar. Encerrado en el sobre valor de sí mismo pretende tener la verdad absoluta.

El corazón orgulloso está cerrado al mismo Dios ¿cómo podrá abrirse a otra persona? Por eso, se piensa -a la luz de la Fe Cristiana- que el pecado de la primera pareja (pecado originante) fue pecado de orgullo que originó al “hombre roto” en su triple relación con Dios, con los demás y con la naturaleza.

En clave cristiana sabemos que Dios se metió en el mundo de los hombres (Navidad) para que la humanidad logre la Reconciliación (Pascua). Porque si se pretende una sociedad sin Dios se podrán lograr grandes progresos materiales que a su vez serán causa de divisiones, desencuentros y desigualdades. Los hombres sin Dios jamás se entienden (Torre de Babel).

Pero, tampoco se entiende a Dios cuando se reza para imponer la “propia verdad”, en vez de buscar la intervención de Dios para lograr la capacidad de auténtico Diálogo, único camino de la Paz social de la Nación… Salmo 44 (43),4

Mons. Miguel Esteban Hesayne, obispo emérito de Viedma(mehm@speedy.com.ar)

lunes, 9 de junio de 2008

COMPARTO CON USTEDES ALGUNOS SUSPIROS

PATRIA MIA: Salvador Veron

Patria mía porque sufrimos tanto y nos cuesta tanto ser libres

Patria mía porque siempre andamos a los saltos y a los tumbos

Patria mía porque no nos terminamos de querer entre hermanos

Patria mía porque siempre nos enredamos y nos revolcamos.

Tiempos de paro y de piquetes

Tiempos de fondear nuestros valores

Tiempos de llamado a la reflexión y la grandeza

Tiempos bellos para salir adelante o al menos de intentarlo.

Tenemos ríos, montañas, mares, y la pampa inmensa

Tenemos gente inteligente, capaz, bella y buena

Tenemos oro, petróleo, peces, vacas y trigo

Tenemos casi todas las razas y culturas.

Qué nos pasa entonces a los argentinos

Qué nos frena para ser una gran nación

Qué nos pasa para salir adelante

Qué nos impide volar y superarnos.

Nos falta releer nuestra historia y aprender de los errores

Nos falta recuperar la cultura del trabajo y de la solidaridad

Nos falta ser más honestos, sinceros, amigables y justos

Nos falta tener ganas de despegar entre todos.

Patria mía que te pasa que no salís de tu auto boicoteo

Patria mía que te pasa que no salís de tu comportamiento autodestructivo

Patria mía que te pasa que no terminas de sacudir tus lastres antiguos

Patria mía que te pasa que vivís revolcándote en tus repeticiones inútiles

Si no reconocemos que nos hemos equivocados muchas veces

Si no aprendemos de tantas metidas de pata no saldremos adelante

Si no nos dejamos ayudar por los que la pegaron es una pena

Si no intentamos nuevos caminos de reconciliación personal y colectiva estamos fritos.

Necesitamos ensayar una creatividad nueva y una valentía renovada

Necesitamos encontrar nuevos senderos de esperanzas

Necesitamos recuperar los valores como la grandeza, magnanimidad, equidad

Necesitamos volver a empezar con mucha fe, con mucha humildad y mucho amor.

Y tal vez volvamos a volar como los cóndores

Y liberarnos como nuestros próceres

Y recuperar la alegría, los sueños, las nostalgias y la belleza

Y de vivir en una PATRIA GRANDE, LIBRE, JUSTA, BELLA Y FELIZZZZZ

PATRIA MIA LEVANTATE Y LEVANTANOS A TODOS LOS ARGENTINOS

PATRIA MIA RECUERDANOS NUESTRAS COSAS BUENAS

PATRIA MIA EXIGENOS A VOLVER A TENER PALABRA, HONOR Y JUSTICIA

PATRIA MIA DEMANDANOS Y CON DIOS SACANOS ADELANTE…

GLOBALIZAR LA SOLIDARIDAD

Aqui va unos tramos del texto.....


globalizar la solidaridad, Benedicto XVI: El desafío actual,

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 8 junio 2008 (ZENIT.org).- Publicamos el discurso que dirigió Benedicto XVI a la fundación "Centesimus Annus, pro Pontifice" al recibir en audiencia a sus representantes el 31 de mayo de 2008.
* * *

Un desarrollo armonioso es posible si las opciones económicas y políticas realizadas tienen en cuenta los principios fundamentales que lo hacen accesible a todos: me refiero, en particular, a los principios de subsidiariedad y solidaridad. En el centro de toda programación económica, considerando especialmente la vasta y compleja red de relaciones que caracteriza la época posmoderna, debe estar siempre la persona, creada a imagen de Dios y querida por él para custodiar y administrar los inmensos recursos de la creación. Sólo una cultura común de la participación responsable y activa puede permitir a todo ser humano sentirse no usuario o testigo pasivo, sino colaborador activo en el proceso de desarrollo mundial.

El hombre, al que Dios en el Génesis confía la tierra, tiene la tarea de hacer fructificar todos los bienes terrenos, comprometiéndose a usarlos para satisfacer las múltiples necesidades de cada uno de los miembros de la familia humana. En efecto, una de las metáforas recurrentes en el Evangelio es precisamente la del administrador. Por tanto, con la actitud de un administrador fiel el hombre debe gestionar los recursos que Dios le ha confiado, poniéndolos a disposición de todos. En otras palabras, es preciso evitar que el beneficio sea solamente individual, o que formas de colectivismo opriman la libertad personal.

El interés económico y comercial no debe convertirse nunca en algo exclusivo, porque de hecho mortificaría la dignidad humana. Puesto que el actual proceso de globalización que está atravesando el mundo afecta cada vez más a los campos de la cultura, la economía, las finanzas y la política, hoy el gran desafío es "globalizar" no sólo los intereses económicos y comerciales, sino también las expectativas de solidaridad, respetando y valorando la aportación de todos los componentes de la sociedad.

Como habéis reafirmado oportunamente, el crecimiento económico no debe separarse jamás de la búsqueda de un desarrollo humano y social integral. A este respecto, la Iglesia, en su doctrina social, subraya la importancia de la aportación de los cuerpos intermedios según el principio de subsidiariedad, para contribuir libremente a orientar los cambios culturales y sociales y dirigirlos a un auténtico progreso del hombre y de la colectividad. A este propósito, en la encíclica Spe salvi reafirmé que «las mejores estructuras funcionan únicamente cuando en una comunidad existen unas convicciones vivas capaces de motivar a los hombres para una adhesión libre al ordenamiento comunitario» (n. 24).

Queridos amigos, a la vez que os renuevo mi gratitud por el generoso apoyo que dais incansablemente a las actividades de caridad y de promoción humana de la Iglesia, os invito a ofrecer la contribución de vuestra reflexión también para la realización de un orden económico mundial justo. A este respecto, me complace retomar una elocuente afirmación del concilio Vaticano II: «Los cristianos -se lee en la constitución Gaudium et spes- nada pueden desear más ardientemente que servir cada vez más generosa y eficazmente a los hombres del mundo actual. Y así, prestando fielmente su adhesión al Evangelio y disponiendo de su fuerza, unidos a todos los que aman y practican la justicia, han tomado sobre sí la realización de una tarea inmensa en esta tierra...» (n. 93). Proseguid con este espíritu vuestra acción en favor de tantos hermanos nuestros. En el último día, el día del Juicio universal, nos preguntarán si hemos utilizado cuanto Dios ha puesto a nuestra disposición para satisfacer las legítimas expectativas y las necesidades de nuestros hermanos, especialmente de los más pequeños y necesitados.

Que la Virgen María, a quien hoy contemplamos en su visita a su anciana prima Isabel, os obtenga a cada uno la gracia de ser siempre solícito con el prójimo. Os aseguro un recuerdo en la oración y con afecto os imparto mi bendición apostólica a vosotros, aquí presentes, a vuestras familias y a cuantos colaboran con vosotros en vuestras diversas actividades profesionales.

viernes, 6 de junio de 2008

Nuestros Pastores nos llaman a la grandeza, al diálogo y a la cordura


Aqui les comparto algo para orar y reflexionar...



AICA - BAIRES – Servicio Nacional - Jueves 5 de junio de 2008

Documento del Episcopado: La Nación requiere gestos de grandeza

Con el título “La Nación requiere gestos de grandeza”, la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina, que sesionó todo el día de hoy citada de urgencia por la Comisión Ejecutiva encabezada por el cardenal Jorge Mario Bergoglio apenas llegados de Roma, emitió un conceptuoso documento en el que exhorta a “fortalecer la paz social y la democracia”, mediante “gestos de grandeza” de parte del gobierno nacional y del sector agropecuario.

“Es preciso -dice un párrafo del documento- que tomemos conciencia de que situaciones como ésta que vivimos nos menoscaban como comunidad, nos aíslan del mundo y en definitiva perjudican especialmente a los más pobres. Es más, este conflicto ha puesto de manifiesto falencias profundas de nuestra vida republicana. La persistencia misma del conflicto y la aparente imposibilidad de resolverlo constituyen un signo de debilidad institucional; son una prueba del escaso aprecio que, como sociedad, otorgamos a la importancia y dignidad de la acción política como el ámbito propio para la superación de las diferencias y el afianzamiento de la amistad social”.

En la conferencia de prensa en la que se leyó el comunicado, el periodismo preguntó si la Iglesia se ofrecía como mediadora para la solución del conflicto, a lo que el cardenal Bergoglio respondió que durante las deliberaciones nunca se usó esa palabra, y aclaró que una mediación no se ofrece sino que se solicita.

El texto del documento es el siguiente:

LA NACIÓN REQUIERE GESTOS DE GRANDEZA

1. La Comisión Permanente del Episcopado Argentino se ha reunido con motivo de la grave situación planteada por el prolongado conflicto entre el sector agropecuario y el Gobierno Nacional. Deseamos, con nuestra palabra y nuestra acción pastoral contribuir al fortalecimiento de la paz social y de la democracia.

Nos sentimos obligados a preguntarnos nuevamente, y con dolor: ¿nuestras relaciones seguirán marcadas por la confrontación? ¿Una vez más nuestra vida social estará signada por la fragmentación y el enfrentamiento? ¿Seremos incapaces de fundamentar nuestros vínculos en un diálogo sincero y constructivo? ¿No hemos aprendido nada de nuestra historia?

2. Es preciso que tomemos conciencia de que situaciones como ésta que vivimos nos menoscaban como comunidad, nos aíslan del mundo y en definitiva perjudican especialmente a los más pobres. Es más, este conflicto ha puesto de manifiesto falencias profundas de nuestra vida republicana. La persistencia misma del conflicto y la aparente imposibilidad de resolverlo constituyen un signo de debilidad institucional; son una prueba del escaso aprecio que, como sociedad, otorgamos a la importancia y dignidad de la acción política como el ámbito propio para la superación de las diferencias y el afianzamiento de la amistad social.

3. Consideramos que la solución sólo puede encaminarse mediante gestos de grandeza y una vigencia aún más plena de las instituciones de la República. Como ya hemos señalado, “tenemos que promover el verdadero federalismo, que supone el fortalecimiento institucional de las provincias, con su necesaria y justa autonomía respecto del poder central” (93º Asamblea Plenaria).

No es propio de los poderes públicos empeñarse como parte en los conflictos, sino abocarse a su solución como principales responsables del bien común de acuerdo a las funciones que a cada uno de ellos les atribuye la Constitución Nacional. La efectiva independencia de los poderes legislativo y judicial es un punto clave de la plena vigencia del estado de derecho.

4. Como nos recuerda la Doctrina Social de la Iglesia: “Quienes tienen responsabilidades políticas no deben olvidar o subestimar la dimensión moral de la representación que consiste en el compromiso de compartir el destino del pueblo y en buscar soluciones a los problemas sociales. En esta perspectiva una autoridad responsable significa también una autoridad ejercida mediante el recurso a las virtudes que favorecen la práctica del poder con espíritu de servicio: paciencia, modestia, moderación, caridad, generosidad” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 410).

5. Por otra parte, aunque hubieran reclamos justos, no es en las calles ni en las rutas donde solucionaremos nuestros problemas. Pedimos, por ello, encarecidamente al Gobierno de la Nación que convoque con urgencia a un diálogo transparente y constructivo, y a los sectores en conflicto que revean las estrategias de reclamo. Ni la moderación en las demandas, ni la magnanimidad en el ejercicio del poder son signos de debilidad.

6. Es necesario que los habitantes de esta tierra bendecida abundantemente por la Providencia hagamos un profundo examen de conciencia y nos decidamos a obrar como ciudadanos responsables. Pensemos más en qué podemos aportar a la Patria y no tanto en qué tiene que darnos el país. Todavía son muchos los hermanos que viven en pobreza y exclusión y que esperan de todos los argentinos un compromiso firme y perseverante por la justicia y la solidaridad.

7. En los momentos difíciles los cristianos experimentamos más intensamente la necesidad de la oración, de decirle a Jesucristo, Señor de la Historia: “Precisamos tu alivio y fortaleza, queremos ser Nación”. Para lograrlo, “concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda”.

Exhortamos a nuestros compatriotas a acompañar la oración con un gesto de desprendimiento en favor de nuestros hermanos más necesitados.

Ponemos este mensaje en las manos y en el corazón de nuestra Madre de Luján, pidiéndole que una vez más interceda por nosotros y acompañe el camino de las autoridades, de los dirigentes de los diversos sectores y de todo el pueblo argentino.

Reunión Extraordinaria de la Comisión Permanente
5 de junio de 2008

jueves, 5 de junio de 2008

Arroz con Pollo el 25 de Mayo, Viva la Patria


El 25 de Mayo pasado nos largamos con un arroz con pollo... salio rico... y tb una buena colaboracion para conseguir un cañon-proyector para el uso de la pastoral de Nazareno...
Estamos en vista del siguiente para Julio...preparen las cucharas... y cucharones...
Gracias a todos los colaboradores, especialmente a los jóvenes que tuvieron la iniciativa y pusieron los hombros. Y a todos los bienechores, donativos, y compradores.... que el Señor les conserve su generosidad y solidaridad....

miércoles, 4 de junio de 2008

Mes de Belgrano, Puente General Belgrano, Corrientes Junio 2008

Caía la neblina fina en mi ciudad querida, y con ella toda la bruma del otoño se desperezaba. Cuantas lluvias habrán caído desde mi estadía en este rincón del nordeste. Cuantas nubes habrán pasado por el cruce desde que lo construyeron. Cuanta agua habrá pasado por debajo y cuántos autos la habrán hermoseado.

Hojas de otoño, nostalgias del verano, brisa helada y bufandas en flor. Todo esto está de moda en este tiempo tan hermoso para algunos y tan tristes para otros. Se van apagando los carritos cerveceros, de las hamburguesas, y las cenas rápidas, todos acariciados por la bruma oscura del Paraná, señor de los ríos.

Está de moda los piquetes, contra piquetes y repiquetes. Nada se desperdicia en tiempo de hambre, de injusticia, de desencuentro y de incierto futuro. Todo el mundo manotea de donde puede. Unos de la soja, otros de la carne, de las rutas, del PJ, de las retenciones, de las marchas, y en realidad tamos todos a contramarcha. Tenemos comida para trescientos millones y los treinta que somos nos encargamos de boicotearnos. Somos unos genios.

La niña bonita del festín del desencuentro nacional, y regional es el pasadizo ese que todos lo quieren y lo usan. Todos se acuerdan de él cuando hace falta. Y todos somos dueño de él pero a la vez ninguno. Porque cuando alguien enojado y reclamando se enoja se nos adueña, no pasamos nadie. Y pucha que se hace difícil la cosa. De ambos lados hay problema de todo tipo. Ya murieron unos cuantos ahí, esos que los llaman motoqueros, y otros. Está de moda morir en moto últimamente.

El otro día se encadenaron todos los encargados de cuidarnos. Y del otro lado estaban los que también tienen que cuidarnos pero con ordenes de desalojo. Se desalojan mutuamente los que nos tienen que cuidar. Y para qué los queremos si ellos son más peligrosos que los que andan por ahí amigos de lo ajeno.

Porqué será que cuando construimos cosas que nos unen nos encargamos de desunirnos. Cuando vamos a aprender que nos conviene andar apuntando todos para el mismo lado. Para ver si salimos de una vez de esta sentada que hace ya algún tiempo nos tiene de paro. Pero no de paro del campo, de paro como pueblo, como nación.

Cae la neblina sobre mi ciudad querida y el otoño como pueblo nos quiere manotear hacia los remolino de no se qué abismo. Ojala pase pronto el otoño, con sus hojas caídas, y más rápido el invierno con su tornillo de frío y soledad. Y vuelva rápido la primavera de la amistad social, del progreso y de la felicidad. Entonces nuestro puente volverá a lucir el azul y blanco de Belgrano, al fin de cuenta. Puente Belgrano creo que le llaman. Ojala sea en este mes de Belgrano pué, si pué. Sino se va a levantar de su tumba a darnos un sapucay.


Salvador Veron

martes, 27 de mayo de 2008

Algunas poesias para compartir

Escuchando viejas melodías

Estabamos oyendo viejas melodias

y el otoño se recostaba en el horizonte

tus ojos traían recuerdos de antaño

se agolpaban tenues imágenes en el corazón

el bandoneón iba hilvanando

notas alegres que te desperezaba

una suave caricia al alma me embolvía entera

era tu presencia serena amigo mío

todos los ritmos se hicieron presente

melódicos, suaves, fuertes, estridentes

era una mesa exquisita de belleza y placer

y soñabamos como hacía rato no lo hacíamos

Entre como nunca en mis zótanos invisibles

donde se amacan aquellas fantasías

que sólo tu conoces, cuando y donde

no te olvides nunca pequeña flor de almendro

Salva/Sabri/Olgi, 7-5-8

lunes, 26 de mayo de 2008

LECTURAS RECOMENDADAS DE NUESTRA REALIDAD

Tanto a nivel provincial como nacional tenemos dos documentos que no tienen desperdicio, te recomiendo para leerlo y rumiarlo: el primero es del tedeum de salta, y el segundo de corrientes.


Salta, 25 May. 08 (AICA) El arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello, convocó hoy a todos los argentinos a “apostemos con audacia creativa y confianza renovada a la amistad social y al diálogo como camino para construir la comunidad nacional”, y a consolidar el espíritu fraterno que “compromete a recrear los vínculos entre todos los habitantes de esta tierra y nos ilumina para mirar al otro como hermano. Nunca unos contra otros”, porque el diálogo, insistió, es “un instrumento eficaz para convertir la crisis en oportunidad”.

Durante el Tedéum en la catedral de Salta y ante la presencia de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su gabinete, el prelado también rogó a la Virgen, a la que definió como “mujer y madre, hija de Israel, amada por los musulmanes, venerada por los cristianos como Madre de Dios y madre nuestra”, que acompañe a Cristina Fernández de Kirchner “en esta hora en la que le toca a usted aportar desde el lugar de presidenta, lo mejor del genio femenino a la historia de nuestra amada nación”.

Al finalizar la homilía, el padre Adolfo Barrionuevo, Iglesia Ortodoxa; pastor Hugo Vergara, Iglesia Anglicana; pastor David Thies, Iglesia Luterana; rabino Marcelo Wajcer, comunidad judía, y presbítero Pablo Martínez, Iglesia Católica, hicieron cada uno desde su fe una oración a la patria. Tras el rezo del Padrenuestro, la interpretación del Gloria, de Vivaldi, monseñor Cargnello impartió la bendición a las autoridades presentes, mientras la Orquesta Sinfónica Provincial interpretaba el Aleluya de Hendel.

Texto de la homilía

Como una respuesta brotada desde lo profundo del corazón a la Palabra de Dios que nos fue proclamada, el pueblo argentino, en este día en el que celebra el 198º aniversario de la Revolución de Mayo, se “acuerda del largo camino que el Señor Dios nos ha hecho recorrer en la historia”.

Se trata de un recuerdo cargado de gratitud y de responsabilidad. De gratitud por la rica herencia que nos legaron los mayores a lo largo de estas casi veinte décadas; de responsabilidad porque el presente nos exige actuar de tal manera que, aprendiendo de los aciertos y errores del pasado enmendemos estos y profundicemos aquellos para poder pergeñar un futuro que ofrezca horizontes a las generaciones que nos han de suceder.

La Providencia ha querido que Salta fuera la sede de la celebración nacional presidida por la Excelentísima Señora Presidenta de la Nación, por el gabinete que la acompaña en su gobierno, por representantes de los poderes legislativo y judicial y por el cuerpo diplomático acreditado en nuestra patria.

En el horizonte de nuestras vidas de argentinos ya despunta la celebración de las fiestas del Bicentenario; acercándonos a ellas, nos sentimos felices porque, desde esta Provincia podemos decir, con humilde convicción, algunos pensamientos que surgen de cara a un nuevo siglo de vida argentina.

Esta casa guarda la imagen bendita del Señor del Milagro, imagen que viene animando la oración por la patria rezada por tantos argentinos desde hace ya casi siete años. Aquí se nos ofrece un clima familiar en el que quisiera testimoniar una herencia y dirigir un pedido a todos mis hermanos argentinos.

La herencia la recojo de la historia de nuestra provincia. Salta quedó marcada por su amor a la patria desde los inicios de ésta. Baste recordar lo decisivo de aquella batalla conducida por el General Manuel Belgrano el 20 de febrero de 1813 en la consolidación de nuestra independencia. Este pueblo ha madurado en cada generación su conciencia de civilidad alimentado por muchos testimonios de servicio, de desinterés, de proyección. Creo no equivocarme si destaco, espigando en su historia, tres datos que están grabados en el alma de esta provincia y que son: el mensaje del Milagro, el legado de Güemes y el servicio de Facundo de Zuviría.

El Mensaje del Milagro: La historia de Salta se acuna en él. Desde la fundación de esta ciudad en 1.582, primero fue promesa, luego encuentro, después olvido, luego una historia de comunión profunda que culmina en 1.844 cuando el Pueblo hace un pacto con el Señor. Desde entonces el pueblo lo renueva cada año en una primavera pascual.

La profunda experiencia del encuentro con Cristo es para cada salteño y para el pueblo, una experiencia de dignidad que se afirma y de libertad que se recrea. Como el Pueblo de Israel reconoce en el Pacto del Sinaí el nacimiento de su condición de pueblo libre, así el pueblo de Salta, al reconocer que sólo Dios es su Señor, se sabe un pueblo libre y por ello un pueblo digno. Es que la dimensión religiosa de la persona es la base de su dignidad y la custodia de su libertad. Nunca Argentina tuvo miedo a Dios, fuente de toda razón y justicia y, en esta hora es muy bueno que nos presentemos ante El para alabarlo. “Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, a ti nuestra alabanza, a ti, Padre del cielo, te aclama la creación. Postrados ante ti los ángeles te adoran y cantan sin cesar: Santo, santo, santo, Dios del universo; llenos están los cielos y la tierra de tu gloria”.

El legado de Güemes. La figura del General Martín Miguel de Güemes es para los salteños un llamado a la entrega por la patria en la fortaleza hasta el heroísmo. Es digno de destacar cómo su acción de defensa de la patria fue acordada con San Martín y Belgrano en un plan estratégico al que fue fiel hasta la muerte porque la patria se lo pedía. Este profundo amor a la tierra que nos vio nacer constituye un aporte al modo de ser del hombre del interior. Hay un estilo generoso, cordial, respetuoso, digno, acogedor, fiel a la palabra dada, que se resume en la palabra gaucho y que cualifica al hombre y a la mujer del interior argentino. Estos valores, que están en la base de la cultura nacional profunda llaman a que los tengamos en cuenta a la hora de pensar nuestra identidad.

El servicio de Facundo de Zuviría. A este ilustre salteño le correspondió presidir el Congreso Constituyente de 1.853 que consagró nuestra Constitución Nacional dando origen al estado organizado que consolidó el crecimiento y la evolución de la Nación. Su figura invita a recrear nuestra fidelidad a la ley y a las instituciones de la patria. Es bueno recordarlo en este año del vigésimo quinto aniversario del regreso a la democracia en la Argentina, convencidos que, como nos enseña la Iglesia, “ una auténtica democracia no es sólo el resultado de un respeto formal de las reglas, sino que es el fruto de la aceptación convencida de los valores que inspiran los procedimientos democráticos: la dignidad de toda persona humana, el respeto de los derechos del hombre, la asunción del bien común como fin y criterio regulador de la vida política. Si no existe un consenso general sobre estos valores, se pierde el significado de la democracia y se compromete su estabilidad”

Esta herencia que es viva en el corazón del pueblo, me impulsa a pedirles a todos los argentinos tres compromisos, que los obispos miembros de la Conferencia Episcopal propusimos a todo el pueblo de la patria en el andar de estos años nuestros:

1.- Trabajemos por continuar construyendo la Nación que queremos. “Sabemos que una Nación es una comunidad de personas que comparten muchos bienes, pero, sobre todo, una historia, una cultura y un destino común. Por ello debemos volver a la raíz del amor que teje la convivencia social, entendida como un llamado de Dios”. . Elijamos nuevamente ser argentinos, desarrollemos los valores indispensables de la vida social. “Sólo buenos ciudadanos, que obren con inteligencia, amor y responsabilidad, pueden edificar una sociedad y un estado más justos y solidarios” . Renovemos el esfuerzo por cancelar cada día la deuda social que grava sobre nosotros y nos impele a hacernos cargo sobre todo de los más pobres. Desde esta Salta quisiera invitar a que todos incorporemos verdaderamente en nuestro corazón de argentinos a los aborígenes como hermanos.

2.- Renovemos nuestro esfuerzo por consolidar el sistema democrático desde el respeto a la constitución y a las instituciones de la patria. Cuando el respeto a la ley constituye un bien adquirido cada ciudadano puede sentirse libre y proyectarse dignamente. Lo contrario pone a la nación en un camino involutivo hacia la ley de la selva. ¿Será capaz nuestra generación de avanzar desde la “viveza criolla” hacia la nobleza que compromete? Es preciso continuar trabajando para elevar la calidad de la educación basándola en los inclaudicables valores puestos por Dios en el corazón del hombre. Animémonos a crecer en la honestidad, en la austeridad, en la responsabilidad por el bien común, en la solidaridad y en el espíritu de sacrificio, en la cultura de la familia, de la vida y del trabajo.

3.- Apostemos con audacia creativa y confianza renovada a la amistad social y al diálogo como camino para construir la comunidad nacional. El espíritu amplio e incluyente que caracteriza a nuestra patria se plasmó entre otras expresiones en la voluntad de promulgar nuestra constitución para “nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino”. Ese espíritu fraterno hoy nos compromete a recrear los vínculos entre todos los habitantes de esta tierra y nos ilumina para mirar al otro como hermano. Nunca unos contra otros. El diálogo es un instrumento eficaz para convertir la crisis en oportunidad. La fatiga que acompaña su ejercicio no es infecunda ni irrelevante; sabernos encontrar, escuchar y hablar hasta ponernos en el lugar del otro es garantía para avanzar socialmente. Reafirmemos nuestra convicción de que “una sociedad no crece necesariamente cuando lo hace su economía, sino sobre todo cuando madura en su capacidad de diálogo y en su habilidad para gestar consensos que se traduzcan en políticas de estado que orienten hacia un proyecto común de Nación”. Avancemos en la construcción de una Patria de hermanos. No neguemos a nuestros niños y a nuestros jóvenes esta señal de esperanza.

Hemos escuchado a Jesús en el Evangelio ofrecerse como Pan vivo bajado del cielo. Hoy la Iglesia católica celebra agradecida en su liturgia este don del Señor hecho pan que perpetúa en la Eucaristía su voluntad de entregarse por nosotros y desde dentro de nosotros darse como el pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre. Para los cristianos es un desafío a servir a todo hombre, como el Señor. “Oh Cristo, tú eres el Rey de la Gloria, tú el Hijo y Palabra del Padre, Tú el rey de toda la creación…Salva a tu pueblo y bendice a tu heredad… Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros como lo esperamos de ti”. Por último, Señora Presidenta, permítame encomendarla a la protección de la Santísima Virgen, Mujer y Madre, hija de Israel, amada por los musulmanes, venerada por los cristianos como Madre de Dios y madre nuestra: Que Ella, honrada aquí como Virgen del Milagro, la acompañe en esta hora en la que le toca a usted aportar desde el lugar de presidenta, lo mejor del genio femenino a la historia de nuestra amada nación.+

Tedeum, 25 de mayo de 2008

Iglesia de Nuestra Señora de la Merced

Ciudad de Corrientes

Mons. Andrés Stanovnik

“Cristo es nuestra paz: él ha unido a los dos pueblos en uno solo…” Efesios 2, 14-18

1. La bella imagen de la Virgen de la Merced evoca el amanecer de nuestra Patria. Ante ella queremos celebrar un nuevo aniversario de su nacimiento. Al contemplar la belleza de esta humilde y fuerte Señora, Madre de Dios y Madre de nuestro Pueblo, y sentirnos bendecidos por ella, queremos decirle, como siempre lo hicimos, que aquí estamos sus hijos y sus hijas, agradecidos por tener una Patria y por esta hermosa porción de suelo correntino, que Dios nos ha dado. Aquí vamos construyendo nuestra historia común, entre encuentros y desencuentros, alegrías y tristezas, pero sin perder la esperanza, mientras caminamos hacia la celebración del bicentenario de nuestra argentinidad. En este camino, de luces y sombras, a la inmensa mayoría de ciudadanos y ciudadanas, nos mueve el profundo deseo de ser Nación, “una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común”, como rezamos en la Oración por la Patria.

I. Un tiempo de renovación

2. Hacemos también una agradecida memoria de los Padres de la Patria y con ellos de tantos hombres y mujeres, nativos de estas tierras, muchos venidos de España y de otros pueblos, quienes llenos de ideales patrióticos, supieron dar respuesta a los retos del momento histórico que les tocó vivir. Ellos empezaron a construir un pueblo que creció en profundos anhelos de ser nación. Inspirados en ellos, también nosotros queremos renovar ese deseo, con la firme convicción de que una nación se construye sobre los grandes valores de amor, de verdad, de libertad, de justicia y de igualdad de todos los ciudadanos. Para que esto se convierta en realidad, tenemos que proceder a una renovación de espíritus y a unas profundas reformas de nuestra sociedad (cf. Gaudium Spes, 26). De poco servirían las reformas, si caen en manos de hombres y mujeres cuyos espíritus no se renuevan.

3. Así como nadie puede darse la vida a sí mismo, tampoco puede renovarla sólo por sí mismo. La auténtica renovación de espíritus es un don de Dios y queremos pedirla con insistencia y humildad por nuestros gobernantes y por todo nuestro pueblo, suplicando hoy la poderosa intercesión de Nuestra Señora de la Merced.

II. Signos fundacionales portadores de valores

4. Este nuevo aniversario de nuestra Patria nos invita a recordar nuestro origen. Allí, como sucede en todo inicio de la vida, se encuentran embrionariamente aquellos elementos fundamentales que luego conforman la identidad y la misión de un pueblo y son fuente permanente de renovación espiritual. Dios, que nos ama inmensamente, nos regaló en los orígenes de nuestra Provincia dos signos que condensan significados de enorme riqueza para una multitud de correntinos y correntinas: la Santísima Cruz de los Milagros y la Limpia Concepción de Itatí. Junto a ellos, y en el contexto de nuestro aniversario, la advocación que preside nuestra celebración es la hermosa imagen de la Santísima Virgen de la Merced, Patrona de la Ciudad de Corrientes, venerada por el pueblo correntino desde 1660. Estos fueron aquellos signos que inspiraron los valores cristianos de amor, verdad, libertad, justicia e igualdad, que están hoy en las bases de nuestra argentinidad y, en particular, de la identidad de nuestro pueblo correntino. Valores que, por otra parte, son patrimonio común de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, sin distinción de edad, sexo, condición social e ideas políticas. Al celebrar este aniversario, sentimos una feliz obligación de volver a esos signos, porque sabemos que en ellos está la luz y la fuerza para hacer más humana y más digna nuestra convivencia familiar, social y política.

5. En la Cruz de los Milagros, llamada cruz fundacional de Corrientes, que figura en el escudo de nuestra Provincia y cuyos trazos marcaron la cuna y el crecimiento de nuestra identidad, están contenidos los más altos valores de humanidad. Esa bendita Cruz nos salvó cuando dos pueblos, con visiones diferentes de la vida, se sintieron tentados en dirimir sus diferencias por medio de la violencia. Por esa Cruz se produjo el milagro del encuentro, cuya razón debemos buscarla en el misterio de amor que en ella se revela. Como dice san Pablo, “Cristo es nuestra paz: él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba” (Ef 2, 14). Lo hizo “por medio de la cruz, destruyendo la enemistad en su persona”, por eso “él vino a proclamar la Buena Noticia de la paz”, nos sigue diciendo la Escritura. Hoy debemos plantarla de nuevo en medio de nuestros desconciertos, miedos y confusiones, contemplarla y abrazarla, para que su poder renueve profundamente nuestros espíritus, y nos dé “la valentía de la libertad de los hijos de Dios”, para amar a todos y acordar las grandes políticas que incluyan a todos, promoviendo la vida de todos los ciudadanos, especialmente donde está más amenazada: en la concepción ante el crimen del aborto; en los pobres, débiles y sufrientes ante la inequidad y la injusticia; y en la muerte digna ante la indignidad de la eutanasia. Esa cruz, signo del amor de Dios que se entrega hasta el final, ilumine nuestras mentes, purifique nuestros corazones y oriente nuestras voluntades hacia la construcción de una vida más digna y más plena.

6. Ante la imagen de Nuestra Señora de la Merced, nos hará mucho bien recordar que, a lo largo de la historia, fuimos creciendo a pesar de muchas dificultades, de hambre, pestes, calamidades y guerras. Uno de esos períodos de sufrimiento y perplejidad, quedaron registrados en las actas del Cabildo, del día 13 de septiembre de 1660, cuando el Cabildo nombró a Nuestra Señora de las Mercedes “Patrona y Auxiliadora” de todos nuestros trabajos y pestes y demás calamidades que nos afligen. La belleza de esta Señora, que luego fue coronada solemnemente, no brilla tanto por sus joyas, ni está en el precioso metal su principal mensaje, sino sobre todo, por su vida. Su principal belleza de mujer libre y fuerte está en haber vivido entregada por entero, como peregrina de la fe, Madre de Cristo y luego de los discípulos. Por su apertura total a Dios, se hizo lugar de encuentro con Cristo y con los hermanos. Hoy, que nos urge encontrar caminos de entendimiento entre los argentinos, queremos renovar nuestro voto solemne en reconocerla como nuestra “patrona y auxiliadora” y contemplarla, sobre todo, como modelo de pureza y de transparencia en las relaciones humanas, y como ejemplo de fidelidad y coherencia con la palabra dada. A ella recurrimos suplicantes que nos enseñe “la sabiduría del diálogo y la esperanza que no defrauda”.

III. El camino del diálogo fraterno y democrático

7. Hay una profunda coincidencia entre los dos signos: la Cruz y la Virgen. Ambos se convierten en una poderosa señal para el momento de desencuentro que estamos atravesando. En la Cruz contemplamos el amor hasta el extremo como el valor más alto que dignifica la persona y la comunidad. En María, las actitudes de escucha, de acogida y de ternura, especialmente del pobre y del necesitado. En estos signos encontramos la clave que confiere grandeza y dignidad a las relaciones humanas. Los actos de grandeza, tanto en el orden individual como colectivo, se reconocen en las personas por la cuota de sacrificio y de renuncia que entregan a favor del bien común.

8. En cambio, cuando se pierde de vista el ideal del amor hasta el extremo, que está a la base de una auténtica amistad social, las relaciones personales e institucionales se deterioran gravemente. El resultado es inevitable: esas relaciones empiezan a nivelarse por lo bajo. Esa tendencia, de no revertirse, termina inexorablemente en bajeza y degradación. El desleal juego de desgastar al adversario, la práctica inmoral del doble discurso y el necio recurso a la descalificación, abren la puerta al pasillo oscuro de la sospecha, de la desconfianza, de la defensa y del ataque. Cuando se acaba el diálogo surge la agresión. La violencia engendra violencia. Tenemos que entender que no hay diferencia sustancial entre la violencia del palo y la capucha con la del casco y el fusil. Ambas entran en una espiral de violencia, que nunca condujo a nada bueno para nadie, pero trajo, en cambio, mucho sufrimiento y degradación humana para todos.

9. Cuando surgen problemas en la familia, en una institución o en la comunidad política, no se resuelven mediante convocatorias ocasionales al diálogo. Debemos convencernos de que el diálogo exige una profunda renovación de espíritus, que crea en las personas una disposición permanente al encuentro y genera estructuras que lo facilitan. Esa renovación debe contener, como condición indispensable, la confianza entre los interlocutores, la transparencia de sus intenciones y el deseo sincero del bien común para todos; sabiendo que el valor del bien común está siempre por encima de los intereses particulares. Naturalmente, si se aseguran estas condiciones, hay que añadir una alta cuota de humildad, de renuncia y de sacrificio, virtudes sociales que, lamentablemente, no cultivamos con demasiado entusiasmo. Sin embargo, estamos a tiempo para ser razonables y para responder a la estatura espiritual de la mayoría de nuestra gente, que aspira a un trabajo digno con un salario equitativo y justo; que anhela ejercer el derecho de participar responsablemente en la gestión del bien común; que reconoce agradecida el progreso y afianzamiento democrático, convencidos de que es el mejor camino para seguir construyendo una nación justa, fraterna y pacífica.

10. Una comunidad empieza a resolver sus problemas cuando se hace cargo de ellos, los reconoce y es capaz de ponerles nombre. Es decir, cuando se sincera consigo misma y se anima a decir la verdad. Como el adicto, por ejemplo, que inicia su proceso de curación sólo cuando es capaz de reconocer cuál es su verdadero problema. Mientras no lo haga, dará vueltas sobre sí mismo hundiéndose en sus propias contradicciones y creando en torno a sí un sin fin de innecesarias complicaciones y dificultades, para desgracia de sí mismo y de los demás. Hoy tenemos que mirar nuestros problemas como Provincia y como Nación, ponerles nombre, no tenerles miedo y buscar pacientemente el mejor camino para resolverlos por los caminos del diálogo fraterno y democrático.

11. La profunda fe en Dios y en la Virgen de la mayoría de los argentinos y argentinas, y muy especialmente de nuestro pueblo correntino, nos hace un pueblo alegre, acogedor y solidario. Pero al mismo tiempo, esa fe nos hace cada vez más conscientes de nuestros derechos y obligaciones, y de nuestras responsabilidades como ciudadanos. Formar las conciencias, ser abogada de la justicia y de la verdad, educar en las virtudes individuales y políticas, es la vocación fundamental de la Iglesia. Y los laicos católicos deben ser conscientes de su responsabilidad en la vida pública; deben estar presentes en la formación de los consensos necesarios y en la oposición contra las injusticias, nos recordaba el Papa en Aparecida.

12. Somos conscientes de nuestra fragilidad y también de nuestro pecado. Pero, al mismo tiempo, sentimos que el amor de Dios nos levanta y nos anima en la esperanza. Por eso, los invito a rezar, sintiéndonos unidos todos los argentinos y argentinas de buena voluntad, la Oración por la Patria:

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.

Nos sentimos heridos y agobiados.

Precisamos tu alivio y fortaleza.

Queremos ser nación,

una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad

y el compromiso por el bien común.

Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios

para amar a todos sin excluir a nadie,

privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden,

aborreciendo el odio y construyendo la paz.

Concédenos la sabiduría del diálogo

y la alegría de la esperanza que no defrauda.

Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor,

cercanos a María, que desde Luján nos dice:

¡Argentina! ¡Canta y camina!

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Amén.

jueves, 22 de mayo de 2008

Bienvenidos a mi Nuevo Blog


Queridos amigos-as,
con gran alegria les comunico que estoy construyendo mi primer blog, es toda una novedad.
Será un ámbito de encuentro, diálogo, compartir, búsquedas y demas...

Sueña...
Sueña compañero-a, sueña amigo-a... sigue soñando,
que la vida es bella, bella, bella...