miércoles, 4 de junio de 2008

Mes de Belgrano, Puente General Belgrano, Corrientes Junio 2008

Caía la neblina fina en mi ciudad querida, y con ella toda la bruma del otoño se desperezaba. Cuantas lluvias habrán caído desde mi estadía en este rincón del nordeste. Cuantas nubes habrán pasado por el cruce desde que lo construyeron. Cuanta agua habrá pasado por debajo y cuántos autos la habrán hermoseado.

Hojas de otoño, nostalgias del verano, brisa helada y bufandas en flor. Todo esto está de moda en este tiempo tan hermoso para algunos y tan tristes para otros. Se van apagando los carritos cerveceros, de las hamburguesas, y las cenas rápidas, todos acariciados por la bruma oscura del Paraná, señor de los ríos.

Está de moda los piquetes, contra piquetes y repiquetes. Nada se desperdicia en tiempo de hambre, de injusticia, de desencuentro y de incierto futuro. Todo el mundo manotea de donde puede. Unos de la soja, otros de la carne, de las rutas, del PJ, de las retenciones, de las marchas, y en realidad tamos todos a contramarcha. Tenemos comida para trescientos millones y los treinta que somos nos encargamos de boicotearnos. Somos unos genios.

La niña bonita del festín del desencuentro nacional, y regional es el pasadizo ese que todos lo quieren y lo usan. Todos se acuerdan de él cuando hace falta. Y todos somos dueño de él pero a la vez ninguno. Porque cuando alguien enojado y reclamando se enoja se nos adueña, no pasamos nadie. Y pucha que se hace difícil la cosa. De ambos lados hay problema de todo tipo. Ya murieron unos cuantos ahí, esos que los llaman motoqueros, y otros. Está de moda morir en moto últimamente.

El otro día se encadenaron todos los encargados de cuidarnos. Y del otro lado estaban los que también tienen que cuidarnos pero con ordenes de desalojo. Se desalojan mutuamente los que nos tienen que cuidar. Y para qué los queremos si ellos son más peligrosos que los que andan por ahí amigos de lo ajeno.

Porqué será que cuando construimos cosas que nos unen nos encargamos de desunirnos. Cuando vamos a aprender que nos conviene andar apuntando todos para el mismo lado. Para ver si salimos de una vez de esta sentada que hace ya algún tiempo nos tiene de paro. Pero no de paro del campo, de paro como pueblo, como nación.

Cae la neblina sobre mi ciudad querida y el otoño como pueblo nos quiere manotear hacia los remolino de no se qué abismo. Ojala pase pronto el otoño, con sus hojas caídas, y más rápido el invierno con su tornillo de frío y soledad. Y vuelva rápido la primavera de la amistad social, del progreso y de la felicidad. Entonces nuestro puente volverá a lucir el azul y blanco de Belgrano, al fin de cuenta. Puente Belgrano creo que le llaman. Ojala sea en este mes de Belgrano pué, si pué. Sino se va a levantar de su tumba a darnos un sapucay.


Salvador Veron

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